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El fin último: un mundo sin pobreza, con libertad, en paz y dignidad.

Partiendo del principio moral de que la única tasa de pobreza admitida es 0% (cero), a lo largo de la historia, la humanidad se ha procurado erradicar a la misma, sin embargo, aún queda mucho por hacer en países como Bolivia. La pobreza se la erradica bajo condiciones mínimas de generación de riqueza, proceso dinámico que es medido a través del PIB (o PBI).

En el largo plazo, ¿qué pasó en Bolivia?

El PIB per capita es el principal indicador de riqueza y bienestar de los países. Ni la famosa comisión Sen-Fitoussi-Stiglitz lograron crear un indicador mejor. Así las cosas, en el largo plazo, cabe identificar los motivos por los que Bolivia, contando con notables recursos naturales, no logra crecer con la velocidad ni la magnitud de otros países de características similares, como el país africano de Botswana, el cual pasó de tener un PIB per capita menor al de Bolivia a mediados del siglo XX, pero hoy lo multiplica. Con la enorme participación del Estado en la economía boliviana, desde la FGA afirmamos de manera categórica que: no son los recursos naturales, la geografía ni el Estado… ¡Son las instituciones!

 

En los años 80’s, Bolivia experimentó una hiperinflación cuya consecuencia fue cargar con un muy elevado nivel de deuda pública y niveles de empobrecimiento superiores al 50%.

Luego de la hiperinflación, se forjaron los cimientos para el crecimiento...

A lo largo de los 90’s y gracias a la Iglesia Católica, Bolivia logró gestionar la condonación de la deuda externa a cambio de inversión en los municipios más pobres del país. Dicha condonación se hizo efectiva en 2005, lo que brindó oxígeno a las arcas fiscales y, en el mejor contexto externo en la historia del país, se tuvo la oportunidad de aprovechar los siguientes años para consolidar las bases del crecimiento y desarrollo sostenible, pero no fue así.

 

El Estado boliviano fue secuestrado por organizaciones vinculadas al narcotráfico, aprovechó la salud fiscal y las condiciones de crecimiento para garantizar popularidad e incrementar el crecimiento de la economía vía crecimiento del gasto del Estado como motor de la demanda interna.

Se subestimó la ideología -y la narrativa- y la izquierda dilapidó el crecimiento

Sin embargo, Bolivia vive actualmente la peor crisis económica y social desde la hiperinflación de 1985 y la peor crisis institucional desde la recuperación de la democracia.

 

Así las cosas, la elevada inflación de Bolivia sólo es el síntoma de un problema mucho más grande y profundo: la muy deteriorada calidad institucional, traducida en la visión socialista de desarrollo impuesta en la Nueva Constitución Política del Estado de 2009, cuyas ideas fueron forjadas durante al menos 15 años antes con el decidido apoyo de operadores socialistas internacionales. Medidas como los cupos políticos de exportación, el despojo de tierras y otros, limitaron seriamente la capacidad exportadora de Bolivia. Hoy se requiere liberar -otra vez- la economía boliviana.

Bolivia requiere volver a la senda del crecimiento

El camino correcto para salir de la crisis, crecer y salir adelante puede resumirse en ser lo suficientemente estable y atractivo como para atraer inversión extranjera de calidad de manera sostenible. Esto es: atraer capitales no corrosivos por la vía de los atractivos fiscales e institucionales que tenga el país. 

Si bien Bolivia realizó una serie de reformas notables en los 90’s, logrando un notable 12.2% de inversión extranjera en relación al PIB y permitiendo generar las condiciones iniciales de crecimiento de la economía boliviana para la década siguiente, de 2005 a 2014 toda la riqueza y condiciones institucionales fueron dilapidadas por los  gobiernos socialistas de Evo Morales y Luis Arce; al punto de que hoy se cuentan con tasas de inflación de 2 dígitos por año y un crecimiento anual del PIB menor al 1%.

¿Por qué hacemos lo que hacemos?

Bolivia está en una muy seria crisis. Los grandes debates para salir de la crisis girarán en torno a la economía, el medio ambiente, el fortalecimiento institucional y el desarrollo de Santa Cruz, la capital económica de Bolivia. Además, más del 60% de la población es menor de 29 años, por lo que nos enfocamos en trabajar en la formación, la incidencia y los estudios de alto nivel con el objetivo de promover los fundamentos de una sociedad libre, con respeto a la dignidad humana y justa.